lunes

24 y 25 de Agosto de 2010

El martes me cogí finalmente el día libre y fui a la embajada, a la sección consular a registrarme como residente no permanente. Sin embargo no fue tan fácil. De Atteredgiville (mi gueto), cogí un “taxi” a Central Pretoria, una de las zonas donde a ningún blanco se le ocurre pasar (yo iba acompañada, así que sin problemas). De ahí intenté coger otro taxi enseñando la dirección de la embajada. Ni un taxista sabía dónde estaba. Estuve llamando a la embajada varias veces pero sólo salía un contestador diciendo información en inglés acerca de las visas. Total que era la 1 del mediodía, y había pedido un día libre para nada. Finalmente hice lo que toda persona haría…LLAMÉ A MI MAMÁ, jeje. No en serio, como trabaja en el Ministerio de Asuntos Exteriores, pensé que podría hacer algo desde Madrid. Resultado: 10 minutos más tarde, me llama la secretaria del embajador para explicarme cómo llegar, dónde estaba, que si quería que me vinieran a buscar, que no debería estar en esa zona etc..Un encanto. Acabó hablando con un taxista que nos llevó a una zona cerca de la embajada. La mujer me llamó dos veces para comprobar que seguía viva y que todo iba bien. Me dijo que la sección consular cerraba a las 12 pero que yo por supuesto podía pasar, que preguntara por ella etc.. Estuve unas dos horas en la embajada, me presentaron a todo el mundo y me dieron un montón de números de teléfono personales, para que les llamara si tengo algún problema. Hasta me dieron los móviles de hijos de algunos trabajadores de mi edad para salir algún día por Pretoria. Me dejaron llamar a mi madre ( creo que a partir del martes, mi madre va a empezar a dormir mejor, ya que le prometieron que me tendrían vigilada!). Me invitaron a pasar algún finde en sus casas, para que conozca “la otra” Sudáfrica. En fin, me sentí orgullosa de ser española (e hija de mi madre..jeje).

El miércoles fue un día muy bonito pero muy triste. Tina (Dineo, nombre africano) se fue. Después de un año con los niños le tocaba volver a Alemania. Fue una mañana preciosa aunque muy triste. Todos los niños lloraron. Y las mamas, las señoras de la limpieza, la cocinera y las managers le dedicaron unos speeches súper bonitos. Yo con lo “fuerte” que soy tampoco paré de llorar. Sin embargo no sabría deciros exactamente por qué: Tina se va y me quedo sola, después de haberme explicado y enseñado todo el funcionamiento del centro, las costumbres raras, las injusticias, los nombres de los niños y sus caracteres y problemas. Los niños se dan cuenta de que probablemente no le van a volver a ver..En fin, sólo llevo 2 meses aquí pero sólo imaginar que les tengo que decir adiós, es muy muy duro. No sé como lo haré, me consuela saber que me queda mucho tiempo por delante.

2 comentarios:

  1. Si esque Calalo es mucha Calalo!!! Qué os creeis! jaja...Lo raro esque no mandara a una tropa de alta seguridad a buscarte o algo así! jajaja....qué grandes son las mamis...

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  2. Así da gusto! Me recuerda a cuando fuímos a Londres, nos quedamos sin hotel y nos tuvo que solucionar todo Julián! Jajajaja.
    Ya lo dice el refrán: Madre no hay más que una!!! (Aunque en nuestro caso, padre! Jejejeje).

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